28/05 - San Germán, Obispo de París


San Germán, que fue una de las glorias de Francia en el siglo VI, nació el año 496 cerca de Autun, Saône-et-Loire. Estudió en Avalon y también en Luz guiado por su primo Scapilion, quien era sacerdote. Tras de recibir una esmerada educación, a la edad de 34 años fue ordenado sacerdote por san Agripino, obispo de Autun. Más tarde se le eligió abad de San Sinforiano, en los suburbios de Autun. Su virtud característica fue el amor por los pobres, manifestándose tan fuertemente su entrega por los demás, que sus monjes se rebelaron, temiendo que regalara todo lo que tenían. 


Como se hallase casualmente en París cuando la sede quedó vacante, el rey Childeberto le nombró obispo de dicha diócesis. En su nuevo cargo, el Obispo continuó la práctica de las virtudes y las austeridades de su vida monástica, y trabajó fuertemente para disminuir los males causados por las incesantes guerras y la vida licenciosa de los nobles. Asistió al tercero y cuarto Concilios de Paris en los años 557 y 573 respectivamente, y también al segundo Concilio de Tours en 566. Convenció al rey que erradicara las prácticas paganas que aún existían en la Galia, y también para que prohibiera los excesos que se llevaban a cabo en la mayoría de las celebraciones Cristianas. Siguió vistiendo y comiendo con la misma sencillez que hasta entonces. Su casa estaba siempre llena de mendigos, a los que invitaba a su mesa.


Con su ejemplo y elocuencia el santo convirtió a mejor vida a muchos pecadores endurecidos; entre éstos se contaba el rey, que vivía absorbido por los intereses materiales y acabó por transformarse en generoso bienhechor de los pobres y en fundador de monasterios.


Poco después de año 540, Childeberto sitió Zaragoza mientras estaba en guerra con España. Los habitantes del lugar se habían puesto bajo la protección de San Vicente Mártir. Cuando Childeberto se enteró de esto, perdonó a la ciudad, y como muestra de gratitud, el obispo le obsequió la estola del santo. Cuando regresó a Paris, el rey ordenó construir un templo en los suburbios en honor del mártir, para guardar ahí la reliquia.


Cuando Childeberto cayó enfermo en su palacio de Celles, cerca de Mélun, San Germán fue a visitarle. Se cuenta que, enterado de que los médicos habían desahuciado al soberano, el santo pasó toda la noche en oración por él y, a la mañana siguiente, le devolvió la salud, imponiéndole las manos. Se dice también que el rey relató este milagro en un documento en el que, para manifestar su agradecimiento a Dios, cedía a la diócesis de París y a su obispo el territorio de Celles, en el que había ocurrido el milagro.


Como decíamos, Childeberto fundó en París una iglesia y un monasterio dedicados a la Santa Cruz y a San Vicente. San Germán consagró ambos edificios y construyó ahí mismo la capilla de San Sinforiano, en la que fue sepultado. Después de la muerte del santo, la iglesia tomó el nombre de Saint-Germain-des-Prés, y en ella recibieron sepultura varias generaciones de la familia real.


Childeberto fue sucedido en el trono por Clotario, quien tuvo un corto reinado. A su muerte ocurrida en el año 561, la monarquía se dividió entre sus cuatro hijos, siendo Chariberto nombrado rey de Paris. Chariberto era una persona viciosa y despiadada, y el Obispo Germán se vió obligado a excomulgarlo en 568 por su inmoralidad. Chariberto falleció en 570. 


El Obispo se encontró con grandes dificultades debido a que en ese tiempo los hermanos de Chariberto se disputaban sus propiedades. Trabajó fuertemente para establecer la paz, pero con poco éxito. Sigeberto y Chilperico, instigados por sus esposas, Brunegilda y la infame asesina Fredegunda, se enfrascaron en una guerra intestina, y al ser vencido Chilperico, París cayó en las manos de Sigeberto. El Obispo Germán escribió una carta a Brunegilda (carta que a la fecha se conserva) pidiéndole que usara su influencia para prevenir mas guerras. Sin embargo, Sigeberto era obstinado y a pesar de la advertencia de Germán se preparó para atacar a Chilperico en Tournai, donde se había escondido, pero Fredegunda lo mandó asesinar en el camino a Vitri en 575.


San Germán murió el 28 de mayo del año 576, a los ochenta años de edad. Todo el pueblo le lloró, y el rey Chilperico compuso personalmente, según se dice, el epitafio del santo, en el que alababa las virtudes, los milagros y el celo del obispo por las almas. Sus restos fueron sepultados en la capilla de San Sinforiano en el vestíbulo del templo de San Vicente, pero en 754 sus reliquias fueron solemnemente reubicadas en el edificio principal del templo, en presencia de Pipino y de su hijo Carlomagno, que entonces era un niño de siete años. Desde ese momento, el templo se convirtió en el templo de San Germain-des-Prés. Además de la carta mencionada anteriormente, también se conserva un tratado de la antigua liturgia Gala, atribuida a Germán, que fue publicada por Martene en su “Thesauruis Novus Anecdotorum”. 


A propósito de san Germán, conviene decir que las dos cartas sobre las costumbres litúrgicas, que se atribuían antiguamente al santo y que parecían ofrecer una descripción detallada y fidedigna de la liturgia "galicana" del siglo VI, datan de más de un siglo después, según se ha probado.


La principal fuente biográfica sobre san Germán es la vida escrita por su contemporáneo Venancio Fortunato. Dicha obra ha sido editada muchas veces (por ejemplo, en Acta Sanctorum, mayo, vol. VI).



Fuente: eltestigofiel.org / aciprensa.com

Adaptación propia