Era hija de Agatón y de Policia, un matrimonio griego residente en Roma (en algunas fiestas de Malta los padres a veces son representados junto a ella, dato curioso, dado que no son Santos) y les nació tras mucho tiempo de esterilidad y continua oración para tener un hijo. La llamaron Parasceve, que en griego significa “viernes” y también alude a la Pascua de Resurrección, según el relato, porque nació en la fiesta cristiana.
La niña era de talante vivaz, atrevido y muy inteligente, y al crecer se volvió sensata y culta. Muchos la pedían en matrimonio pero ella los rechazaba, sintiendo que estaba llamada a algo grande.
Sus padres murieron cuando ella tenía 26 años y entonces ingresó en una comunidad de vírgenes consagradas, pero lo que realmente deseaba era predicar el Evangelio y pronto obtuvo la autorización de la superior para marcharse.
Tras hacerse famosa en Roma por sus predicaciones, decidió marcharse a Asia Menor y predicar en una ciudad llamada Terapia. Allí fue detenida por orden de Antonino Pío, que estaba de campaña con sus soldados, y ante su rechazo a convertirse y dejar de predicar, fue torturada de diversas maneras: apaleada, azotada con nervios de buey, obligada a caminar sobre brasas, le arrancaron los cabellos… ante su fortaleza los paganos se conmovían y entonces el emperador mandó echarla a un caldero de aceite hirviendo, pero el líquido no le hizo daño alguno. Furioso, se acercó el césar a comprobar por qué sucedía eso, y entonces ella le salpicó, dándole en los ojos y quemándolo, de modo que se quedó ciego. Como diera grandes gritos y sus dioses no lo socorrieran, pidió ayuda a Parasceve, que conmovida, salió del caldero, escupió en el suelo, hizo barro con la tierra y se la aplicó al emperador a los ojos, que curaron inmediatamente y le fue devuelta la vista. El emperador, agradecido, mandó liberarla y que no se ejerciera más violencia contra ella.
Parasceve siguió predicando el Evangelio hasta los 50 años –que entonces era ser casi una anciana- momento en que, desaparecido el emperador Antonio y subido al poder Marco Aurelio, perseguidor de cristianos, fue detenida, deportada a Roma, y ante su nueva negativa a dejar de predicar, decapitada. Sus discípulos recogieron el cadáver y le dieron digna sepultura, convirtiéndose su sepulcro en centro de peregrinación y lugar donde se operaban muchos milagros.
La mayoría de las reliquias de la Santa se conservan en la catedral de Acireale (Sicilia), es muy venerada en el sur de Italia, Sicilia y Malta; donde siempre aparece como una virgen con el dedo alzado en gesto de predicar, y un crucifijo o una palma con tres coronas (por virgen, apóstol y mártir). Los bizantinos la representan en sus iconos como una monja con un plato con ojos pintados, simbolizando así que para ellos es la patrona de la vista, por el milagro que obró con Antonino Pío. Se conservan algunas reliquias en Tesalónica (Grecia).
Meldelen
LECTURAS
Gál 3,23-29;4,1-5: Hermanos, antes de que llegara la fe, éramos prisioneros y estábamos custodiados bajo la ley hasta que se revelase la fe. La ley fue así nuestro ayo, hasta que llegara Cristo, a fin de ser justificados por fe; pero una vez llegada la fe, ya no estamos sometidos al ayo. Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Cuantos habéis sido bautizados en Cristo, os habéis revestido de Cristo. No hay judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos según la promesa. Digo además que mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo siendo como es dueño de todo, sino que está bajo tutores y administradores hasta la fecha fijada por su padre. Lo mismo nosotros, cuando éramos menores de edad, estábamos esclavizados bajo los elementos del mundo. Mas cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial.
Mc 5,24-34: En aquel tiempo, seguía a Jesús mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con solo tocarle el manto curaré». Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba: «¿Quién me ha tocado el manto?». Los discípulos le contestaban: «Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”». Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad. Él le dice: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Fuente: preguntasantoral / Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española
Adaptación propia