25/08 - Tito el Apóstol de los 70


Lo que de Tito se conoce se ha entresacado de las dos cartas escritas por San Pablo (29 y 30 de junio, 25 de enero, 18 de noviembre) a los Corintios y la carta que escribe al mismo Tito. También está la fuente del Menologio Griego, que recoge de su vida, en las versiones escritas por Zenas y Pedro de Natalibus.


Tito nació de padres paganos, descendientes de la antigua familia real de Creta. Zenas narra su conversión, diciendo que era un joven estudioso e ilustrado en la prosa y la poesía de lo filósofos y escritores paganos, pero que esto no le bastaba y su alma buscaba constantemente la verdad. Cuando tenía 20 años oyó una voz en su interior que decía “Tito, salva tu alma. Nada de lo que has aprendido de los griegos te obtendrá la salvación”. Y la misma voz le ordenó abrir un texto hebreo al que jamás había prestado atención ¡era el libro del Profeta Isaías! Tito lo abrió al azar y ante sus ojos cayó el texto de Isaías 41, 9-10 que dice: “tú, a quien tomé de los confines de la tierra, y desde sus lugares más remotos te llamé y te dije: Mi siervo eres tú; yo te he escogido y no te he rechazado: No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia”.


Tito se dio cuenta que esto estaba muy lejos de los escritos griegos en los que hasta ese momento había hallado consuelo y felicidad. Dejó sus estudios, su familia y su casa y se encaminó a Jerusalén, buscando más de esa nueva sabiduría. Al llegar allí encontró a Jesús, le oyó predicar y se convirtió en su discípulo. Zenas dice que fue uno de los griegos que San Andrés llevó a Jesús (Juan 12, 20) y uno de los primeros discípulos, lo cual podría ser posible fácilmente. También nos cuenta que luego de la Ascensión del Señor permaneció en Jerusalén y estuvo presente en Pentecostés, y que luego de la conversión de San Pablo se unió a este. Fue su intérprete, secretario y amigo, del que llega a decir “Dios, que consuela a los humildes, me consoló con la venida de Tito" (2da Corintios 7, 6) y de como, yendo a Troas, no le había conocido (2da Corintios 11, 13). Esto es, evidentemente, recordando el pasado, del tiempo en que había oído de él y no le conocía aún. En el año 51, Tito le acompañó al Concilio de Jerusalén, en el que se trató el tema del sometimiento de los cristianos a los ritos mosaicos, pero ya sabemos como acabó aquello y volvemos a Tito. En el año 56 San Pablo le envió a Corinto, con la misión de investigar y solucionar disensiones y escándalos en la Iglesia local. Allí analizó el caso del incestuoso excomulgado, al que reconcilió con la Iglesia nuevamente. Ese mismo año fue enviado de nuevo a Corinto, donde llevó una colecta hecha por los cristianos jerosolimitanos. 


Zenas dice que después de su primer encarcelamiento, al volver de Roma, San Pablo consagró a Tito obispo de Creta, donde vivía con su hermana, esposa del gobernador Rustilio. Se basa en las palabras de San Pablo "te dejé en Creta" (carta a Tito, 1. 4) y San Juan Cristóstomo, en su comentario a dicha carta dice “podemos hacernos un juicio de la gran estima de Pablo a Tito al encomendarle esta misión”. Mientras ocupaba esta sede, Pablo le envió a San Epafras y a San Tíquico para que les ordenase obispos, y que igualmente lo hiciera con San Auxibio, presbítero que ya predicaba en Chipre. En el 65, Pablo y Tito se encontraron en Nicópolis, y San Pablo le envió a predicar a Dalmacia donde se le venera como su apóstol, aunque probablemente no estuvo allí por mucho tiempo. 


Pedro de Natalibus relata que en el momento de su muerte, el rostro de Tito resplandeció y que dos ángeles descendieron del cielo a llevarse su alma. Hizo una oración larga y profunda y exhaló el espíritu. Su cuerpo se conservó con gran veneración en la catedral de Gortina, de donde fue trasladado a Candia (17 kilómetros de distancia) cuando los sarracenos arrasaron la catedral y ciudad en el 823. Allí se custodió su cabeza hasta que los venecianos la llevaron a San Marcos de Venecia, donde se conserva. Es patrón de Creta.


LECTURAS


Tit 1,1-5;2,15;3,1-2;12-15: Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para suscitar la fe de los elegidos de Dios y el conocimiento de la verdad, que, de acuerdo con la piedad, lleva a la esperanza de la vida eterna; esta fue prometida antes de los siglos por Dios, que nunca miente; al llegar el tiempo apropiado, él manifestó su palabra por la predicación que me fue confiada según el mandato de Dios nuestro Salvador, a Tito, verdadero hijo en la fe que compartimos: gracia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Salvador nuestro. De esto es de lo que has de hablar. Exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie. Recuérdales que se sometan a los gobernantes y a las autoridades; que obedezcan, estén dispuestos a hacer el bien, no hablen mal de nadie ni busquen riñas; que sean condescendientes y amables con todo el mundo. Cuando te haya enviado a Artemas o a Tíquico, procura venir enseguida a mi lado, a Nicópolis, pues he decidido pasar allí el invierno. Provee con generosidad de cuanto sea necesario a Zenas el maestro de la ley y a Apolo, para que no les falte de nada. Y que aprendan también los nuestros a destacarse en el buen obrar cuando haya necesidades urgentes. Será entonces cuando realmente den fruto. Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a los que nos aman en la fe. La gracia esté con todos vosotros. Amén.


Mt 5,14-19: Dijo el Señor a sus discípulos: «Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos. No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».



Fuente: preguntasantoral.blogspot.com / Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

25/08 - Traslación de las Sagradas Reliquias del Santo Apóstol Bartolomé


“Dios es maravilloso en sus santos" (Salmo 67:38 LXX). Deseamos narrar un milagro asombroso y extraordinario que Dios obró a través de su Santo. El Santo Apóstol Bartolomé viajó a varias tierras proclamando el nombre de Jesucristo, llegando finalmente a la Gran Armenia, donde fue crucificado. Su sagrada reliquia fue colocada por los cristianos allí dentro de un sarcófago, y la escondieron en Albanópolis. Sin embargo, debido a que se produjeron varias curaciones en su sarcófago, las personas acudían en masa y eran liberadas de sus sufrimientos y enfermedades. Cuando los griegos, que entonces eran siervos del demonio, vieron estos milagros y curaciones, fueron a por el sagrado sarcófago y a por la reliquia apostólica que contenía. Por lo tanto, cuando encontraron una oportunidad, arrojaron el sarcófago al mar junto con otros cuatro sarcófagos que contenían las reliquias de cuatro mártires: Papiano, Luciano, Gregorio y Acacio.


Dios permitió que esto ocurriera, primero, para que a través de su viaje, cubriendo gran parte del mar, las aguas pudiesen ser santificadas por los Santos, y segundo, para que los lugares por donde se distribuyesen estas reliquias sagradas pudiesen ser bendecidos. El Santo Apóstol Bartolomé pasó a través de gran distancia por el Mar Negro, luego a través de las estrechas profundidades del Hellesponto (actual estrecho de los Dardanelos), y finalmente llegó al Mar Egeo. Desde allí fue hacia el Adriático y luego se dirigió hacia la izquierda hacia la famosa y gran isla de Sicilia, y fue seguido por los cuatro sarcófagos de los Mártires victoriosos que mencionamos anteriormente.


Bartolomé desembarcó en la isla de Lipari, y los cuatro mártires victoriosos acompañaron al Santo Apóstol Bartolomé flotando a su lado, como si fuera un rey, hasta que el apóstol llegó a dicho lugar, según su voluntad. Luego se volvieron y fueron a su propio lugar, como complació a la Providencia de Dios. El mártir Papiano acabó en la ciudad de Amila en Sicilia, el mártir Luciano en Mesina de Sicilia, Gregorio en la ciudad de Colimi en la Calabria italiana, y Acacio aterrizó en la ciudad conocida como Ascalón.


Entonces, el Apóstol divino se apareció a través de una revelación divina al Obispo de Lipari, cuyo nombre era Agatón, quien inmediatamente bajó a la orilla. Al ver al gran y temible “monstruo”, es decir, el sarcófago que contenía la reliquia apostólica, se llenó de asombro y admiración, y clamo observando el milagro: "¿Cómo es, oh isla de Lipari? ¿Cómo es que tanta riqueza y tan grande tesoro han sido guiados hacia ti? ¡Ha sido extremadamente magnificada! ¡Has sido enormemente glorificada! Por lo tanto, baila, salta e indica con tus manos el tesoro, y clama a él: Bienvenido, bienvenido, Oh Apóstol del Señor”. Tales cosas y mucho más dijo el Obispo, y alabó al Santo Apóstol, así como a la isla de Lipari, y luego dejó de hablar.


Debido a que quería colocar el sagrado sarcófago del Apóstol en un lugar glorioso, el Obispo consideró construir un Templo para el muy alabado. Por esta razón, entre muchos sacaron este honorable sarcófago, pero no se movería por completo de su lugar hasta que el bendito Agatón, por revelación divina, lo ató a dos vacas jóvenes, y estas lo llevaron al lugar elegido por el Apóstol. Entre otros milagros realizados por el Apóstol, también hizo uno mayor, que incluso parece increíble entre los infinitos milagros de Dios. En una pequeña isla, llamada Vulcano, junto a la isla de Lipari, hay un manantial donde el agua termal hierve día y noche, y esto estaba dañando a Lipari debido a su proximidad. Esta pequeña isla, en el momento en que el sarcófago del Apóstol estaba siendo arrastrado por las vacas jóvenes, fue alejada por el poder divino de Lipari siete estadios, o aproximadamente una milla (1,6 km.), y todavía está así de alejada hasta el día de hoy. Por lo tanto, ya no causó daño a Lipari y se proclamó el poder y la gracia de la reliquia del Apóstol. ¡Oh extraña maravilla! ¡Oh milagro sobrenatural! ¿Dónde más se han escuchado tales maravillas bajo el sol?


Cuando el obispo Agatón construyó un hermoso Templo en nombre del Apóstol, atesoró en su interior la reliquia venerada y apostólica, junto con el sarcófago. En cuanto a los milagros que ocurren allí todos los días, ¿quién puede narrarlos todos?


Después de muchos años, durante el reinado del emperador Teófilo el iconoclasta, en el año 829, el castillo donde se encontraba la reliquia del Apóstol fue tomado por los agarenos, debido a los pecados de los habitantes, y luego toda la isla de Lipari quedó desierta y deshabitada. Por eso el gobernante de la ciudad y de Benevento, habiendo oído hablar de los milagros que tenían lugar a través de la reliquia apostólica, actuó con la ferviente fe que tenía en el Apóstol del Señor. Llamó a ciertos hombres de la ciudad de Amalfi para que fuesen y trajesen el precioso tesoro de la reliquia apostólica, y así sucedió. Cuando todavía estaba lejos en el mar, el gobernante de Benevento salió a dar la bienvenida al Apóstol del Señor con el Obispo de la ciudad, y muchos clérigos y laicos. Habiendo traído la reliquia sagrada a la ciudad con mucho honor y reverencia, la colocaron en el lugar más venerado, donde se puede encontrar hoy, realizando diariamente diversas curaciones y milagros para aquellos que acuden a ella con fe, para la gloria del Todo-Bondadoso Dios. 


El Apóstol Bartolomé celebra, junto con el Apóstol Bernabé, el 11 de Junio.


LECTURAS


Mt 5,14-19: Dijo el Señor a sus discípulos: «Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos. No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».



Fuente: laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com / Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Lunes de la XII Semana de Mateo


2 Cor 5,10-15: Hermanos, todos tenemos que comparecer ante el tribunal de Cristo para recibir cada cual por lo que haya hecho mientras tenía este cuerpo, sea el bien o el mal. Por tanto, sabiendo lo que es el temor del Señor, tratamos de ganar la confianza de los hombres, pues ante Dios estamos al descubierto; aunque espero estar también al descubierto ante vuestras conciencias. No estamos volviendo a recomendarnos ante vosotros; nuestro único deseo es daros motivos para gloriaros de nosotros, de modo que tengáis algo que responder a los que se glorían de apariencias y no de lo que hay en el corazón; pues si empezamos a desatinar, fue por Dios; si nos moderamos, es por vosotros. Porque nos apremia el amor de Cristo al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.


Mc 1,9-15: En aquellos días, llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco». A continuación, el Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían. Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

24/08 - El Santo Mártir Tación


Este justo era de un lugar llamado Mantinea, bajo la Metrópolis de Claudiópolis, que se encuentra en Erdelia, en la provincia de Onoriados (Capadocia). Después de ser aprehendido por los paganos por su reverencia a Cristo, fue llevado a comparecer ante el gobernador Urbano en la mencionada Claudiópolis. Fue interrogado por él y, confesándose cristiano, fue encarcelado.


Nuevamente fue interrogado y, permaneciendo firme en su fe en Cristo, fue golpeado con palos de madera y desgarrado con garras de hierro. Después de esto fue arrastrado por el suelo, y cuando llegó a la puerta de la ciudad, se santiguó con la señal de la honorable Cruz. Entonces, habiendo oído una voz divina de arriba, que anunciaba las cosas buenas que estaban preparadas para él en los cielos, entregó su alma en las manos de Dios, de quien también recibió la corona de la victoria.



Fuente: laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com

Adaptación propia

24/08 - Eutiquio el Hieromártir y Discípulo de San Juan el Teólogo

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San Eutiquio (del gr. "Ευτυχής", [Eftíjis]) fue discípulo del Apóstol Santo y Evangelista Juan el Teólogo, y estaba lleno de la gracia del Espíritu Santo.


En las Actas del apóstol Juan, atribuidas a su discípulo Prócoro, leemos lo siguiente sobre la estrecha relación entre el apóstol Juan y San Eutiquio:


"Y después de partir el pan, [Juan] nos lo dio, orando por cada uno de los hermanos, para que pudiera ser digno de la Eucaristía del Señor. Él también, habiéndolo probado, dijo: "Permite que haya también para mí una porción contigo, y paz, oh amado". Y habiendo dicho esto, y confirmado a los hermanos, dijo a Eutiquio, también llamado Vero: "He aquí, te nombro ministro de la Iglesia de Cristo, y te confío el rebaño de Cristo. Ten en cuenta los mandamientos del Señor, y si hubieses de caer en pruebas o peligros, no tengas miedo, porque caerás bajo muchos problemas, y serás mostrado como un testigo eminente del Señor. Por lo tanto, Vero, atiende al rebaño como un siervo de Dios, hasta el momento señalado para tu testimonio".


Y cuando Juan hubo dicho esto, y más que eso, después de haberle confiado el rebaño de Cristo, él le dijo: "Toma a algunos hermanos, con cestas y vasos, y sígueme". Y Eutiquio, sin considerarlo, hizo lo que le ordenaron. Y el bendito Juan, saliendo de la casa, tras pasar por las puertas le dijo a la multitud que se apartara de él. Y al llegar a la tumba de uno de nuestros hermanos, les dijo que cavaran. Y cavaron. Y él dijo: "Que el hoyo sea más profundo". Y mientras cavaban, él conversaba con los que habían salido de la casa con él, instruyéndolos y preparándolos a fondo para la majestad del Señor. 


Y cuando los jóvenes terminaron el socavón, como él había deseado, aunque no sabíamos nada, se quitó la ropa y la arrojó, como si fuera ropa de cama, a la profundidad del socavón; y, permaneciendo solo en sus telas (vestimenta) interiores, extendió las manos y rezó ...  Y mirando hacia el cielo, glorificó a Dios; y habiéndose preparado por completo, se incorporó y nos dijo: "¡Paz y gracia sea con ustedes, hermanos!" Y despidió a los hermanos. Y cuando regresaron al día siguiente ya no lo encontraron, sino sólo sus sandalias y una fuente que brotaba. Y después de recordar lo que Pedro le había dicho al Señor acerca de él: "Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?. Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú." (Juan 21, 21-22). Y glorificaron a Dios por el milagro que había sucedido"


San Eutiquio proclamó valientemente el evangelio de Cristo y derribó muchos templos de los ídolos. Por esto fue golpeado, atado y encarcelado. Muchos años sufrió en prisión, y fue alimentado con pan enviado del cielo. Después de esto, trataron de matarlo arrojándole al fuego, pero al haber sido preservado ileso, lo lanzaron para que lo comieran las bestias salvajes. Como una de las bestias habló con voz humana al Santo, la multitud que se había reunido para presenciar su muerte quedó asombrada.


Indemne ante todos los tormentos y castigos, Eutiquio regresó a su tierra natal de Eleusa. Un ángel del Señor caminaba ante él, fortaleciéndole. Habiendo vivido allí durante mucho tiempo y trabajado para el Señor, se partió hacia el Señor en paz.


LECTURAS


Ef 4,7-13: Hermanos, a cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres. Decir subió supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.


Mt 10,1;5-8: En aquel tiempo, llamó Jesús a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».



Fuente: laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com / Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Adaptación propia