Martes de la XV Semana


Gál 2,21;3,1-7: Hermanos, no anulo la gracia de Dios; pero si la justificación es por medio de la ley, Cristo habría muerto en vano. ¡Oh, insensatos Gálatas! ¿Quién os ha fascinado a vosotros, a cuyos ojos se presentó a Cristo crucificado? Solo quiero que me contestéis a esto: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por haber escuchado con fe? ¿Tan insensatos sois? ¿Empezasteis por el Espíritu para terminar con la carne? ¿Habéis vivido en vano tantas experiencias? Y si fuera en vano… Vamos a ver: el que os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley o por haber escuchado con fe? Lo mismo que Abrahán: creyó a Dios, y le fue contado como justicia. Reconoced, pues, que hijos de Abrahán son los de la fe.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Lunes de la XV Semana


Gál 2,11-16: Hermanos, cuando llegó Cefas a Antioquía, tuve que encararme con él, porque era reprensible. En efecto, antes de que llegaran algunos de parte de Santiago, comía con los gentiles; pero cuando llegaron aquellos, se fue retirando y apartando por miedo a los de la circuncisión. Los demás judíos comenzaron a simular con él, hasta el punto de que incluso Bernabé se vio arrastrado a su simulación. Pero cuando vi que no se comportaban correctamente, según la verdad del Evangelio, le dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar? Nosotros somos judíos de nacimiento, no pecadores de entre los gentiles. Pero, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley. Pues por las obras de la ley no será justificado nadie.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

XIV Domingo


2 Cor 1,21-24;2,1-4: Hermanos, es Dios quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros; y además nos ungió, nos selló y ha puesto su Espíritu como prenda en nuestros corazones. Dios me es testigo, por mi vida, de que no he ido aún a Corinto por consideración a vosotros; y no porque seamos señores de vuestra fe, sino que contribuimos a vuestra alegría. Pues vosotros os mantenéis firmes en la fe. Decidí por mi cuenta no ir a vosotros otra vez causándoos tristeza. Pues si os entristezco yo a vosotros, ¿quién me va a alegrar entonces, cuando el único que puede hacerlo está triste por causa mía? Os escribí precisamente aquello para que, cuando llegara, no me entristecieran aquellos que tenían que alegrarme; de hecho estoy persuadido de que todos tenéis mi alegría por vuestra. Porque os escribí con muchas lágrimas, debido a una gran aflicción y angustia de corazón; pero no lo hice para entristeceros sino para mostraros el amor tan especial que tengo por vosotros.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Sábado de la XIV Semana


1 Cor 4,1-5: Hermanos, que la gente solo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, lo que se busca en los administradores es que sean fieles. Para mí lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor. Así, pues, no juzguéis antes de tiempo, dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá de Dios lo que merece.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Viernes de la XIV Semana


Gál 2,6-10: Hermanos, de parte de los más cualificados (lo que fueran o dejaran de ser entonces no me interesa, que Dios no tiene acepción de personas), los más representativos no me añadieron nada nuevo; todo lo contrario, vieron que se me ha encomendado anunciar el Evangelio a los incircuncisos, lo mismo que a Pedro a los circuncisos, pues el mismo que capacita a Pedro para su misión entre los judíos, me capacita a mí para la mía entre los gentiles; además, reconociendo la gracia que me ha sido otorgada, Santiago, Cefas y Juan, considerados como columnas, nos dieron la mano en señal de comunión a Bernabé y a mí, de modo que nosotros nos dirigiéramos a los gentiles y ellos a los circuncisos. Solo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, lo cual he procurado cumplir.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Jueves de la XIV Semana


Gál 1,1-3;20-24;2,1-5: Pablo, apóstol no de parte de hombres ni por mediación de ningún hombre, sino por Jesucristo y Dios Padre, que lo resucitó de entre los muertos, y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: Gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. Dios es testigo de que no miento en lo que os escribo. Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia. Personalmente yo era un desconocido para las iglesias de Cristo que hay en Judea; solo habían oído decir que el que antes los perseguía anuncia ahora la fe que antes intentaba destruir; y glorificaban a Dios por causa mía. Después, transcurridos catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también a Tito. Subí por una revelación. Y les expuse el Evangelio que predico entre los gentiles, aunque en privado, a los más cualificados, no fuera que caminara o hubiera caminado en vano. Sin embargo, ni siquiera obligaron a circuncidarse a Tito, que estaba conmigo y es griego. Di este paso por motivo de esos intrusos, esos falsos hermanos que se infiltraron para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y esclavizarnos. Pero ni por un momento cedimos a su imposición, a fin de preservar para vosotros la verdad del Evangelio.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Miércoles de la XIV Semana


2 Cor 13,3-13: Hermanos, tendréis la prueba que buscáis de que Cristo habla por mí; y él no es débil con vosotros, sino que muestra su fuerza entre vosotros. Pues es cierto que fue crucificado por causa de su debilidad, pero ahora vive por la fuerza de Dios. Lo mismo nosotros: somos débiles en él, pero viviremos con él por la fuerza de Dios para vosotros. Examinad vosotros si os mantenéis en la fe. Comprobadlo vosotros mismos. ¿O no reconocéis que Cristo Jesús está en vosotros? ¡A ver si no pasáis la prueba! Aunque espero que reconozcáis que nosotros sí la hemos pasado. Rogamos a Dios que no hagáis nada malo; no para que parezca que nosotros hemos pasado la prueba, sino para que vosotros practiquéis el bien, aunque parezca que no la hemos pasado. Pues no podemos hacer nada contra la verdad, sino a favor de la verdad. En efecto, nos alegramos siendo débiles, con tal de que vosotros seáis fuertes. Todo lo que pedimos es que os enmendéis. Por este motivo, os escribo estas cosas mientras estoy ausente, para no verme obligado a ser tajante cuando esté presente, con la autoridad que el Señor me ha dado para edificar y no para destruir. Por lo demás, hermanos, alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente con el beso santo. Os saludan todos los santos. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con todos vosotros.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Martes de la XIV Semana


2 Cor 12,20-21;13,1-2: Hermanos, temo que, cuando vaya, no os encuentre como quisiera y que tampoco vosotros me encontréis a mí como quisierais. Podría haber contiendas, envidias, animosidad, disputas, difamación, chismes, engreimientos, alborotos. Temo que, cuando vaya, Dios me vuelva a humillar entre vosotros y tenga que llorar por muchos que pecaron antes y no se han convertido de la inmoralidad, el libertinaje y el desenfreno en que vivían. Esta va a ser la tercera vez que voy a vosotros. Todo asunto debe resolverse por la declaración de dos o tres testigos. Repito ahora, ausente, lo que dije en mi segunda visita a los que pecaron antes y a todos en general: que, cuando vuelva, no tendré miramientos.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Lunes de la XIV Semana


2 Cor 12,10-19: Hermanos, vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. ¡Me he convertido en un insensato! ¡Vosotros me habéis obligado! Hablar en favor mío debería ser cosa vuestra; pues, aunque yo no sea nadie, en nada soy menos que esos superapóstoles. Los signos del apóstol se vieron realizados entre vosotros: aguante perfecto, signos, prodigios y milagros. ¿En qué habéis sido inferiores a las otras iglesias, excepto en que yo no he vivido a costa vuestra? Perdonadme este agravio. Mirad: por tercera vez estoy a punto de ir a vosotros; y tampoco ahora viviré a costa vuestra. Pues no busco lo vuestro, sino a vosotros; en efecto, no corresponde a los hijos ahorrar para los padres, sino a los padres para los hijos. Por mi parte, con sumo gusto gastaré y me desgastaré yo mismo por vosotros. Y si yo os quiero más, ¿me querréis vosotros menos? Algunos concederán que yo no he sido una carga para vosotros, pero añadirán que, como soy tan astuto, os he cazado con engaño. Vamos a ver, de los que he enviado a vosotros, ¿de quién me he servido para explotaros? Le rogué a Tito que fuera y con él envié al otro hermano: ¿os ha explotado Tito?, ¿no hemos actuado con el mismo espíritu?, ¿no hemos seguido las mismas huellas? Pensáis que nos estamos defendiendo otra vez ante vosotros. Hablamos delante de Dios en Cristo; y todo es, queridos, para edificación vuestra.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

XIII Domingo


1 Cor 16,13-24: Hermanos, vigilad, manteneos firmes en la fe, sed valientes y valerosos. Que todo lo vuestro se haga con amor. Un último ruego, hermanos: sabéis que la casa de Estéfanas es primicia de Acaya y que se pusieron al servicio de los santos. Someteos también vosotros a gente como esta y a cualquiera que coopere en sus esfuerzos. Me alegro de la llegada de Estéfanas, Fortunato y Acaico, pues han suplido vuestra falta; es decir, han tranquilizado mi espíritu y el vuestro. Así pues, manifestad vuestro reconocimiento a personas como estas. Os saludan las iglesias de Asia. Muchos saludos, en el Señor, de Áquila y Prisca, y de la iglesia que se reúne en su casa. Os saludan todos los hermanos. Saludaos mutuamente con el beso santo. El saludo lo he escrito yo mismo, Pablo. Si alguien no ama al Señor, sea anatema. Maranatá. La gracia del Señor Jesús con vosotros. Mi amor, con todos vosotros en Cristo Jesús. Amén.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Viernes de la XIII Semana


2 Cor 11,5-21: Hermanos, yo no me creo en nada inferior a esos superapóstoles. En efecto, aunque en el hablar soy inculto, no lo soy en el saber; que en todo y en presencia de todos os lo hemos demostrado. ¿O hice mal en abajarme para elevaros a vosotros, anunciando de balde el Evangelio de Dios? Para estar a vuestro servicio tuve que despojar a otras comunidades, recibiendo de ellas un subsidio. Mientras estuve con vosotros, no me aproveché de nadie, aunque estuviera necesitado; los hermanos que llegaron de Macedonia atendieron a mi necesidad. Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada. Por la verdad de Cristo que hay en mí: nadie en toda Grecia me quitará esta satisfacción. ¿Por qué? ¿Porque no os quiero? Bien sabe Dios que no es así. Esto lo hago y lo seguiré haciendo para cortar de raíz todo pretexto a quienes lo buscan para gloriarse de ser tanto como nosotros. Esos tales son falsos apóstoles, obreros tramposos, disfrazados de apóstoles de Cristo; y no hay por qué extrañarse, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Siendo esto así, no es mucho que también sus ministros se disfracen de ministros de la justicia. Pero su final corresponderá a sus obras. Vuelvo a decirlo: que nadie me tenga por insensato; y si no, aceptadme aunque sea como insensato, para que pueda gloriarme un poquito yo también. Dado que voy a gloriarme, lo que diga no lo digo en el Señor, sino como quien disparata. Puesto que muchos se glorían de títulos humanos, también yo voy a gloriarme. Pues vosotros, que sois sensatos, soportáis con gusto a los insensatos: si uno os esclaviza, si os explota, si os roba, si es arrogante, si os insulta, lo soportáis. Lo digo para vergüenza vuestra: ¡Cómo hemos sido nosotros tan débiles!



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Jueves de la XIII Semana


2 Cor 10,7-18: Hermanos, si alguno cree ser de Cristo, que lo reconsidere y verá que, si él es de Cristo, también nosotros lo somos. E incluso si me gloriara más de lo debido de la autoridad que nos dio el Señor para construir vuestra comunidad y no para destruirla, no me avergonzaría. Pues no quiero aparecer como quien os mete miedo con las cartas. «Porque las cartas —dicen— son duras y severas, pero su presencia física es raquítica y su palabra despreciable». Considere ese tal que lo que somos de palabra por carta estando ausentes, lo seremos con los hechos cuando estemos presentes. No nos atrevemos a equipararnos ni a compararnos con algunos de los que se recomiendan a sí mismos. Ellos, al medirse de acuerdo con la opinión propia y al compararse consigo mismos, actúan sin sentido. Nosotros, por el contrario, no nos gloriaremos desmesuradamente, sino según la medida de la norma que Dios mismo nos ha asignado al hacernos llegar incluso hasta vosotros. Pues no nos extralimitamos, como si no hubiéramos llegado incluso hasta vosotros; de hecho, fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el Evangelio de Cristo. Tampoco nos gloriamos más allá de la medida adecuada con sudores ajenos; esperamos más bien que, al crecer vuestra fe, podamos crecer aún más entre vosotros según nuestra medida, hasta el punto de anunciar el Evangelio más allá de vosotros, aunque sin gloriarnos en territorio ajeno por trabajos ya realizados. El que se gloría, que se gloríe en el Señor, porque no está aprobado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien el Señor recomienda.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Miércoles de la XIII Semana


2 Cor 9,12-15;10,1-7: Hermanos, la realización de este servicio no solo remedia las necesidades de los santos, sino que además redunda en abundante acción de gracias a Dios. Al comprobar el valor de esta prestación, glorificarán a Dios por vuestra profesión de fe en el Evangelio de Cristo y por vuestra generosa comunión con ellos y con todos; finalmente, con su oración por vosotros mostrarán su afecto al ver la gracia sobreabundante que Dios ha derramado sobre vosotros. ¡Gracias sean dadas a Dios por su don inefable! Yo, Pablo, en persona, tan cobarde de cerca y tan valiente de lejos, os ruego por la mansedumbre y mesura de Cristo: os pido que me ahorréis tener que mostrarme valiente cuando esté entre vosotros, con la intrepidez con que pienso enfrentarme a esos que opinan que nos comportamos según la carne. Pues, aunque procedemos como quien vive en la carne, no militamos según la carne, ya que las armas de nuestro combate no son carnales; es Dios quien les da la capacidad para derribar torreones; deshacemos sofismas y cualquier baluarte que se alce contra el conocimiento de Dios y reducimos los entendimientos a cautiverio para que se sometan a la obediencia de Cristo. Además, estamos dispuestos a castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea completa. ¡Mirad las cosas de frente! Si alguno cree ser de Cristo, que lo reconsidere y verá que, si él es de Cristo, también nosotros lo somos.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Martes de la XIII Semana


2 Cor 8,16-24;9,1-5: Hermanos, ¡gracias a Dios, que ha puesto en el corazón de Tito este mismo afán por vosotros! Es decir, aceptó la recomendación y, más solícito que nunca, fue espontáneamente a visitaros. Enviamos con él al hermano que se ha hecho célebre en todas las iglesias a causa del Evangelio. Y no solo esto, sino que ha sido elegido por las iglesias como compañero nuestro de viaje en esta colecta que administramos para gloria del Señor y por iniciativa nuestra. Así evitamos que nadie nos critique por la administración de esta importante suma, porque nuestras intenciones son limpias, no solo ante el Señor, sino también ante los hombres. Enviamos también con ellos a otro hermano nuestro, cuya solicitud hemos comprobado muchas veces en muchos asuntos; ahora se muestra más solícito aún, por la gran confianza que tiene en vosotros. Respecto a Tito, es compañero mío y colabora conmigo en vuestros asuntos; respecto a los demás hermanos, son delegados de las iglesias y gloria de Cristo. Mostradles, pues, vuestro amor y el orgullo que siento por vosotros ante las iglesias. Sobre este servicio en favor de los santos, me es superfluo escribiros. Pues conozco vuestra buena disposición, de la cual me glorío ante los macedonios, diciéndoles que Acaya está preparada desde el año pasado y que vuestro celo ha estimulado a muchísimos. Con todo, he enviado a los hermanos para que nuestro orgullo por vosotros no resulte vano en este asunto, es decir, para que estéis preparados como voy diciendo; no sea que si los macedonios que van conmigo os encuentran sin preparar, nosotros, por no decir vosotros, quedemos en ridículo en este asunto. Por eso juzgué necesario pedir a los hermanos que fuesen a vosotros antes que yo y tuviesen preparadas de antemano las donaciones que habíais prometido. Así estarán preparados como un regalo y no como una exigencia.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Lunes de la XIII Semana


2 Cor 8,7-15: Hermanos, lo mismo que sobresalís en todo —en fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que os hemos comunicado—, sobresalid también en esta obra de caridad. No os lo digo como un mandato, sino que deseo comprobar, mediante el interés por los demás, la sinceridad de vuestro amor. Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. En este asunto os doy un consejo: ya que vosotros comenzasteis no solo a hacer la colecta, sino también a tomar la iniciativa, os conviene que ahora la concluyáis; de este modo, a la prontitud en el deseo corresponderá la realización según vuestras posibilidades. Porque, si hay buena voluntad, se le agradece lo que uno tiene, no lo que no tiene. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En este momento, vuestra abundancia remedia su carencia, para que la abundancia de ellos remedie vuestra carencia; así habrá igualdad. Como está escrito: Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española