Martes de la XIII Semana


2 Cor 8,16-24;9,1-5: Hermanos, ¡gracias a Dios, que ha puesto en el corazón de Tito este mismo afán por vosotros! Es decir, aceptó la recomendación y, más solícito que nunca, fue espontáneamente a visitaros. Enviamos con él al hermano que se ha hecho célebre en todas las iglesias a causa del Evangelio. Y no solo esto, sino que ha sido elegido por las iglesias como compañero nuestro de viaje en esta colecta que administramos para gloria del Señor y por iniciativa nuestra. Así evitamos que nadie nos critique por la administración de esta importante suma, porque nuestras intenciones son limpias, no solo ante el Señor, sino también ante los hombres. Enviamos también con ellos a otro hermano nuestro, cuya solicitud hemos comprobado muchas veces en muchos asuntos; ahora se muestra más solícito aún, por la gran confianza que tiene en vosotros. Respecto a Tito, es compañero mío y colabora conmigo en vuestros asuntos; respecto a los demás hermanos, son delegados de las iglesias y gloria de Cristo. Mostradles, pues, vuestro amor y el orgullo que siento por vosotros ante las iglesias. Sobre este servicio en favor de los santos, me es superfluo escribiros. Pues conozco vuestra buena disposición, de la cual me glorío ante los macedonios, diciéndoles que Acaya está preparada desde el año pasado y que vuestro celo ha estimulado a muchísimos. Con todo, he enviado a los hermanos para que nuestro orgullo por vosotros no resulte vano en este asunto, es decir, para que estéis preparados como voy diciendo; no sea que si los macedonios que van conmigo os encuentran sin preparar, nosotros, por no decir vosotros, quedemos en ridículo en este asunto. Por eso juzgué necesario pedir a los hermanos que fuesen a vosotros antes que yo y tuviesen preparadas de antemano las donaciones que habíais prometido. Así estarán preparados como un regalo y no como una exigencia.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española