Lunes de la XIV Semana


2 Cor 12,10-19: Hermanos, vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. ¡Me he convertido en un insensato! ¡Vosotros me habéis obligado! Hablar en favor mío debería ser cosa vuestra; pues, aunque yo no sea nadie, en nada soy menos que esos superapóstoles. Los signos del apóstol se vieron realizados entre vosotros: aguante perfecto, signos, prodigios y milagros. ¿En qué habéis sido inferiores a las otras iglesias, excepto en que yo no he vivido a costa vuestra? Perdonadme este agravio. Mirad: por tercera vez estoy a punto de ir a vosotros; y tampoco ahora viviré a costa vuestra. Pues no busco lo vuestro, sino a vosotros; en efecto, no corresponde a los hijos ahorrar para los padres, sino a los padres para los hijos. Por mi parte, con sumo gusto gastaré y me desgastaré yo mismo por vosotros. Y si yo os quiero más, ¿me querréis vosotros menos? Algunos concederán que yo no he sido una carga para vosotros, pero añadirán que, como soy tan astuto, os he cazado con engaño. Vamos a ver, de los que he enviado a vosotros, ¿de quién me he servido para explotaros? Le rogué a Tito que fuera y con él envié al otro hermano: ¿os ha explotado Tito?, ¿no hemos actuado con el mismo espíritu?, ¿no hemos seguido las mismas huellas? Pensáis que nos estamos defendiendo otra vez ante vosotros. Hablamos delante de Dios en Cristo; y todo es, queridos, para edificación vuestra.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española