Miércoles de la XIII Semana


2 Cor 9,12-15;10,1-7: Hermanos, la realización de este servicio no solo remedia las necesidades de los santos, sino que además redunda en abundante acción de gracias a Dios. Al comprobar el valor de esta prestación, glorificarán a Dios por vuestra profesión de fe en el Evangelio de Cristo y por vuestra generosa comunión con ellos y con todos; finalmente, con su oración por vosotros mostrarán su afecto al ver la gracia sobreabundante que Dios ha derramado sobre vosotros. ¡Gracias sean dadas a Dios por su don inefable! Yo, Pablo, en persona, tan cobarde de cerca y tan valiente de lejos, os ruego por la mansedumbre y mesura de Cristo: os pido que me ahorréis tener que mostrarme valiente cuando esté entre vosotros, con la intrepidez con que pienso enfrentarme a esos que opinan que nos comportamos según la carne. Pues, aunque procedemos como quien vive en la carne, no militamos según la carne, ya que las armas de nuestro combate no son carnales; es Dios quien les da la capacidad para derribar torreones; deshacemos sofismas y cualquier baluarte que se alce contra el conocimiento de Dios y reducimos los entendimientos a cautiverio para que se sometan a la obediencia de Cristo. Además, estamos dispuestos a castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea completa. ¡Mirad las cosas de frente! Si alguno cree ser de Cristo, que lo reconsidere y verá que, si él es de Cristo, también nosotros lo somos.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española