2 Cor 1,8-11: Hermanos, no queremos que ignoréis que la tribulación que nos sobrevino en Asia nos abrumó tan por encima de nuestras fuerzas que perdimos toda esperanza de vivir. Pues hemos tenido sobre nosotros la sentencia de muerte, para que no confiemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el cual nos libró y nos librará de esas muertes terribles; y esperamos que nos seguirá librando, si vosotros cooperáis pidiendo por nosotros; así, viniendo de muchos el favor que Dios nos haga, también serán muchos los que le den gracias por causa nuestra.
Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española