Domingo anterior a la Natividad


El domingo anterior a Navidad, es decir el que cae entre el 18 y el 24 de diciembre la santa Iglesia celebra la memoria de todos los que agradaron a Dios desde Adán hasta José, el comprometido de María, conforme a la genealogía del Nuevo Testamento, especialmente la narrada en el santo Evangelio de san Mateo que se lee en la Divina Liturgia de este día.


Así pues, conmemoramos a Adán y Eva (los primeros creados), al justo Abel, hijo de Adán, al justo Set, hijo de Adán, al justo Enós, hijo de Set, al justo Kenán, hijo de Enós, al justo Mehaliel (Maleleim), hijo de Kenán, al justo Jared, hijo de Mehaliel, al justo Enoc, hijo de Jared, el justo Matusalén, hijo de Enoc, el justo Lamec, hijo de Matusalén, el justo Noé, hijo de Lamec, el justo Sem, hijo de Noé, el justo Jafet, hijo de Noé, el justo Arfaxad, hijo de Sem, el justo Canaán, hijo de Arfaxad (en algunas versiones del Antiguo Testamento, Canaán es llamado el hijo de Cam), el justo Sela, hijo de Canaán (algunas versiones del Antiguo Testamento llaman a Sela hijo de Arfaxad), el justo Heber (de quien los hebreos toman su nombre), hijo de Sela, el justo Peleg, hijo de Heber, el justo Ragab (Reu), hijo de Peleg, el justo Serug, hijo de Ragab, el justo Nacor, hijo de Serug, la justa Taré, hijo de Serug.


Los santos patriarcas: el justo patriarca Abraham, hijo de Taré, el justo patriarca Isaac, hijo de Abraham, el justo patriarca Jacob, hijo de Isaac, el justo patriarca Rubén, hijo de Jacob y Lea, el justo patriarca Simeón, hijo de Jacob y Lea, el justo patriarca Leví, hijo de Jacob y Lea, el justo patriarca Judá (Cristo era de esta tribu), el justo patriarca Zabulón, hijo de Jacob y Lea, el justo patriarca Isacar, hijo de Jacob y Lea, el justo patriarca Dan, hijo de Jacob y Bilha (sierva de Raquel), el justo patriarca Gad, hijo de Jacob y Zilpa (sierva de Lea), el justo patriarca Aser, hijo de Jacob y Zilpa, el justo patriarca Neftalí, hijo de Jacob y Bilha, el justo patriarca José, hijo de Jacob y Raquel, el justo patriarca Benjamín, hijo de Jacob y Raquel.


Los justos Fares y Zera, hijos gemelos de Judá, el justo Hezrón, hijo de Fares, el justo Aram, hijo de Hezrón, el justo Aminadab, hijo de Aram, el justo Naasón, hijo de Aminadab, el justo Salmón, hijo de Naasón, el justo Booz, hijo de Salmón, el justo Obed, hijo de Booz y Rut, el justo Isaí, hijo de Obed.

El santo profeta-rey David, hijo de Isaí, el rey Salomón, hijo de David, el rey Roboam, hijo de Salomón, el rey Abías, el rey Roboam, el rey Asa, hijo de Abías, el rey Josafat, hijo de Asa, el rey Joram (Joram, un rey malvado), hijo de Josafat, el rey Ocozías (Ocozías), hijo de Joram, el rey Jotam, hijo de Uzías (Ozías), el rey Acaz (un rey infiel), hijo de Jotam, rey Ezequías, hijo de Acaz, rey Manesseh, hijo de Ezequías, rey Amón, hijo de Manesseh, rey Josías, hijo de Amós, rey Jeconías, hijo de Josías.


Salatiel, hijo de Jeconías, Zorobabel (que llevó cautivos a Jerusalén y puso los cimientos del nuevo Templo), hijo de Salatiel, Abiud, hijo de Zorobabel, Eliajem, hijo de Abiud, Azor, hijo de Eliamem, Sadoc, hijo de Azor, Achim, hijo de Sadoc, Eliud, hijo de Achim, Eleazar, hijo de Eliud, Matán, hijo de Eleazar, Jacob, hijo de Matán, San José el Prometido, hijo de Jacob.

El justo Melquisedec, rey de Salem, el justo Job, el santo profeta Moisés, los sacerdotes Hur y Aarón, Josué, hijo de Nun.


El santo profeta Samuel, el santo profeta Natán, el santo profeta Daniel, los tres santos jóvenes Ananías, Misael y Azarías.


La justa Sara, mujer de Abraham, la justa Rebeca, mujer de Isaac, la justa Lea, primera esposa de Jacob, la justa Raquel, segunda esposa de Jacob, la justa Asineth, esposa del patriarca José, el Todohermoso, la justa Miriam, hermana de Moisés, la justa Débora, jueza de Israel y profetisa, la justa Rut, esposa de Booz, la justa mujer de Sarepta, a la cual fue enviado Elías (3 Re 17), la justa mujer de Sunem, que fue hospitalaria con Eliseo (4 Re 4), la justa Judit, asesina de Holofernes, la justa Ester, que libró a Israel de la muerte, la justa Ana, madre del profeta Samuel, la justa Susana.

LECTURAS


En Vísperas


Gén 14,14-20: Cuando Abrán oyó que su sobrino había caído prisionero, reunió a sus hombres adiestrados, trescientos dieciocho nacidos en su casa, y emprendió la persecución de aquellos hasta Dan. De noche cayó sobre ellos con su tropa, los batió y persiguió hasta Joba, al norte de Damasco. Recuperó todas sus posesiones y se trajo también a su hermano Lot con sus posesiones, las mujeres y la tropa. Cuando Abrán volvía de derrotar a Quedorlaomer y a los reyes aliados, salió a su encuentro el rey de Sodoma en el valle de Save, o sea el valle del Rey. Entonces Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y le bendijo diciendo:«Bendito sea Abrán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos».


Dt 1,8-11;15-17: Dijo Moisés a los hijos de Israel: «El Señor nuestro Dios nos dijo en el Horeb: “Mirad: yo os entrego esa tierra; id y tomad posesión de la tierra que el Señor juró dar a vuestros padres, Abrahán, Isaac y Jacob, y a sus descendientes”. Entonces yo os dije: “Yo solo no puedo cargar con vosotros. El Señor, vuestro Dios, os ha multiplicado, y hoy sois tan numerosos como las estrellas del cielo. Que el Señor, Dios de vuestros antepasados, os haga crecer mil veces más y os bendiga, como os prometió. Entonces tomé de los jefes de vuestras tribus, hombres sabios y expertos, y los constituí jefes vuestros: jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y oficiales para vuestras tribus. Y di esta orden a vuestros jueces: “Escuchad a vuestros hermanos y juzgad con justicia las causas que surjan entre vuestros hermanos o con emigrantes. No seáis parciales en la sentencia, oíd por igual a pequeños y grandes; no os dejéis intimidar por nadie, que la sentencia es de Dios. Si una causa os resulta demasiado difícil, pasádmela, y yo la resolveré”».


Dt 10,14-18;20-21: Dijo Moisés a los hijos de Israel: «Del Señor son los cielos, hasta el último cielo, la tierra y todo cuanto la habita. Mas solo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia os escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy. Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz, pues el Señor, vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no es parcial ni acepta soborno, que hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama al emigrante, dándole pan y vestido. Temerás al Señor, tu Dios, le servirás, te adherirás a él y en su nombre jurarás. Él es tu alabanza y él es tu Dios, que hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto».


En la Liturgia


Heb 11,9-10;32-40: Hermanos, por fe vivió Abrahán como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas, y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios. ¿Para qué seguir? No me da tiempo de referir la historia de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; estos, por fe, conquistaron reinos, administraron justicia, vieron promesas cumplidas, cerraron fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus muertos. Pero otros fueron torturados hasta la muerte, rechazando el rescate, para obtener una resurrección mejor. Otros pasaron por la prueba de las burlas y los azotes, de las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los aserraron, murieron a espada, rodaron por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos, maltratados —el mundo no era digno de ellos—, vagabundos por desiertos y montañas, por grutas y cavernas de la tierra. Y todos estos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido, porque Dios tenía preparado algo mejor a favor nuestro, para que ellos no llegaran sin nosotros a la perfección.


Mt 1,1-25: Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zará, Fares engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce. La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer. Y sin haberla conocido, ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española