Lunes de la XXVIII Semana


2 Tim 2,20-26: Hijo, Timoteo, en una casa grande no hay solo vasijas de oro y plata, sino también de madera y de arcilla. Unas tienen una finalidad honrosa; otras, deshonrosa. Pues bien, si uno se purifica de estas cosas, será una vasija con finalidad honrosa, santificada, útil a su dueño, preparada para toda obra buena. Huye de las pasiones juveniles. Busca la justicia, la fe, el amor, la paz junto con los que invocan al Señor con corazón limpio. Rehúye las cuestiones necias y estúpidas, sabiendo que acaban en peleas; y uno que sirve al Señor no debe pelearse, sino ser amable con todos, hábil para enseñar, sufrido, capaz de corregir con dulzura a quienes sostienen doctrinas contrarias, por si Dios les concede la conversión que lleva al conocimiento de la verdad y vuelven en sí, escapando del lazo del diablo, que los tiene cautivos, para hacer su voluntad.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española