14/01 - Los Santos Padres asesinados en el Sinaí y Raito (Raití)


NOTA: Debido a que la Apódosis de la fiesta de la Santa Teofanía también tiene lugar el 14 de enero, los oficios litúrgicos de los Santos Padres asesinados en el Sinaí y Raito se transfieren al 13 de enero.


Mucho antes de que el emperador Justiniano construyera el gran Monasterio en las laderas del Monte Sinaí en 527 como fortaleza del desierto para proteger a los padres monásticos de los peligrosos merodeadores, muchos ascetas se dispersados por el desierto en su anhelo de alcanzar la unión con Dios abandonando todo lo temporal y vano para una llevar vida de oración y ascetismo.


Durante el reinado del emperador Diocleciano (284-305), cuando Pedro era patriarca de Alejandría (300–311), muchos de estos venerables padres que vivían en silencio en el desierto de Sinaí fueron asesinados. Esto se debió a que uno de los jefes beduinos murió cerca de la iglesia donde estos santos padres se reunían para la Divina Liturgia. Entonces los paganos descargaron su rabia y masacraron a Dulas, el superior de la comunidad, y a todos los padres que vivían en las celdas de allí. Otros se refugiaron en una torre para su protección. Ante este ataque, los santos en un principio se alteranron. Sin embargo, se recuperaron inmediatamente y mostraron una calma y valentía asombrosas frente a la matanza. Nadie renegó de su fe. Fueron  masacrados por los bárbaros en sus celdas  y en los  jardines, y muerieron orando, cantando himnos y alabanzas y dando gracias a Dios. Cuando llegó la noche, una inmensa llama se extendió desde la cumbre del Monte Sinaí por obra de la divina Providencia, haciendo que toda la montaña pareciera una columna de fuego y humo que se elevaba hacia los cielos. Cuando los bárbaros vieron esto, se asustaron y huyeron.


Años después, otra matanza tuvo lugar en el Monte Sinaí durante el reinado de Teodosio el Grande (379-395). Ciertos bárbaros conocidos como blemios, que vivían en el desierto entre Egipto y el Mar Rojo, asesinaron implacablemente a los santos ascetas y robaron sus escasas provisiones. San Nilo del Sinaí se encontraba entre estos santos padres con su hijo San Teódulo. Nilo logró escapar de la masacre y finalmente registró los acontecimientos por escrito, mientras que Teódulo fue capturado y vendido a un Obispo cercano, quien lo liberó y permitió que tanto el padre como el hijo regresaran al Monte Sinaí, donde vivieron como ascetas hasta su reposo.


Nos trasladamos ahora al siglo V o VI. A dos días de distancia del Monte Sinaí, hacia el Mar de Eritrea,estaba el desierto de Raitu (o Raití), en el interior del cual vivían cristianos ermitaños o ermitas. Estaban reunidos en torno a una montaña. El mismo día (según otros el 22 de diciembre) que tuvo lugar la matanza de los Padres en el Monte Sinaí, los bárbaros decidieron exterminar también a los Padres que se encontraban en el desierto de Raitu (unos 39, variando según la fuente). El hegúmeno (abad) del Monasterio, Pablo, que procedía de la ciudad de Patras en Grecia, nada más percibir el peligro, reunió a todos los hermanos dentro del templo, y con estremecimiento y valentía les pronunció unas palabras. Les recordó que el objetivo de sus vidas era Cristo y su Reino. Que para esta servían todas sus oraciones, sus estudios, sus deseos y sus obras. Y que ahora se les había presentado una brillantísima oprtunidad para conseguir las más hermosa corona, derramando su sangre para su Señor recompensador. Los alentó también a rezar por los demás desafortunados a los que matarían. Los padres estuvieron de acuerdo con sus palabras y todos juntos rezaron. Nada mas terminar su oradión, entraron los bárbaros y sembraron por todas partes la muerte.


Los ascetas de Sinaí y de Raitu llevaban una vida particularmente estricta: pasaban toda la semana orando en sus celdas. El sábado se reunían para la Vigilia de toda la noche, y el domingo recibían los Santos Misterios. Su única comida era dátiles y agua. 


Muchos de los ascetas del desierto fueron glorificados con el don de hacer milagros, como los Ancianos Moisés, José y otros. En el oficio a estos Padres monásticos se mencionan Isaías, Sabas, Moisés y su discípulo Moisés, Jeremías, Pablo, Adán, Sergio, Domno, Proclo, Hipacio, Isaac, Macario, Marcos, Benjamín, Eusebio y Elías.


LECTURAS


Heb 10,32-38: Hermanos, recordad aquellos días primeros, en los que, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: unos, expuestos públicamente a oprobios y malos tratos; otros, solidarios de los que eran tratados así. Compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores y permanentes. No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa. Os hace falta paciencia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa. Un poquito de tiempo todavía y el que viene llegará sin retraso; mi justo vivirá por la fe, pero si se arredra le retiraré mi favor.


Lc 12,32-40: Dijo el Señor: «No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos bolsas que no se estropeen, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo. Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».



Fuente: goarch.org / laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com / Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española

Traducción del inglés y adaptación propias