Jueves de la XI Semana de Lucas


Lc 20,9-18: Dijo el Señor esta parábola: «Un hombre plantó una viña, la arrendó a unos labradores y se ausentó bastante tiempo. En el tiempo apropiado envió un siervo a los labradores para que le diesen su parte del fruto de la viña; pero los labradores, después de azotarlo, lo despidieron con las manos vacías. Volvió a enviar a otro siervo, pero ellos, después de azotar y humillar también a este, lo despidieron con las manos vacías. Y volvió a enviar un tercero, pero ellos, después de haberlo herido, también lo echaron. Entonces dijo el dueño de la viña: “¿Qué voy a hacer? Voy a enviar a mi hijo querido. Quizá a este lo respetarán”. Pero, al verlo, los labradores se decían entre sí: “Este es el heredero. Matémoslo para que la herencia sea nuestra”. Y echándolo fuera de la viña, lo mataron. Pues ¿qué hará con ellos el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a estos labradores y dará la viña a otros». Los que lo oyeron, dijeron: «¡No suceda tal cosa!». Pero él, fijando los ojos en ellos, dijo: «Pues ¿qué significa lo que está escrito: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular”? Todo el que caiga sobre la piedra se destrozará, y a aquel sobre quien ella caiga, lo aplastará».



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española