De la madre de la Santísima Virgen María no hay referencias algunas en los Evangelios ni en los restantes escritos del Nuevo Testamento. Lo que conocemos es por la Santa Tradición. Según estas narraciones, el sacerdote Matán, residente de Belén, tuvo tres hijas: Maria, Sobi y Ana. Maria, luego de casarse en Belén, dio a luz a Isabel, madre de Juan el Bautista; Ana se caso con Joaquín de Galilea, y luego de muchos años tuvieron a la Santísima Virgen María. La tradición nos relata que los padres la consagraron al servicio del templo de Jerusalén a la edad de tres años, y ellos después de pocos años murieron.
María es concebida por un acto puro de fe y de amor, en obediencia a la voluntad de Dios y como una respuesta a la oración. Y su fruto es la mujer que por siempre es la purísima Virgen y Madre de Dios Inmaculada. La Concepción de la Virgen María por Santa Ana tuvo lugar en Jerusalén.
Santa Ana era honrada desde la antigüedad; esto lo concluimos por escritos de varios Padres de la Iglesia y también de himnos eclesiásticos antiguos en honor a la madre de la Virgen Maria. También existen referencias del año 550 en el sentido de que emperador Justiniano consagró un templo en Constantinopla en su honor. Pidamos las intercesiones de Santa Ana para la salvación de nuestras almas.
Los numerosos iconos que representan la Concepción de Santa Ana muestran a la Santísima Madre de Dios pisoteando a la serpiente bajo sus pies. En el icono, los santos Joaquín y Ana generalmente son representados con las manos cruzadas en oración; sus ojos también se dirigen hacia arriba y contemplan a la Madre de Dios, que está en el aire con las manos extendidas; debajo de sus pies hay una esfera rodeada por una serpiente (simbolizando al diablo), que se esfuerza por conquistar todo el universo por su poder. También hay iconos en los que Santa Ana sostiene a la Santísima Virgen en su brazo izquierdo cuando era bebé. En el rostro de Santa Ana hay una mirada de reverencia.
Desde la antigüedad, esta fiesta fue especialmente venerada por las mujeres embarazadas en Rusia.
LECTURAS
Gál 4,22-27: Hermanos, Abrahán tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre; pero el hijo de la esclava nació según la carne y el de la libre en virtud de una promesa. Estas cosas son una alegoría: aquellas representan dos alianzas. Una, la del monte Sinaí, engendra para la esclavitud, y es Agar; en efecto, Agar significa la montaña del Sinaí, que está en Arabia, pero corresponde a la Jerusalén actual, pues está sometida a esclavitud junto con sus hijos. En cambio, la Jerusalén de arriba es libre; y esa es nuestra madre. Pues está escrito: Alégrate, estéril, la que no dabas a luz, rompe a gritar de júbilo, la que no tenías dolores de parto, porque serán muchos los hijos de la abandonada; más que los de la que tiene marido.
Lc 8,16-21: Dijo el Señor: «Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público. Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener». Vinieron a él su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte». Él respondió diciéndoles: «Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Fuente: crkvenikalendar.com / laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com
Adaptación propia