Lunes de la XXVII Semana


Hijo, Timoteo, noincrepes al anciano, sino exhórtalo como a un padre; a los jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza. Honra a las viudas, a las que son verdaderamente viudas. Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, que estos aprendan primero a cumplir con sus deberes con la propia familia y a corresponder como es debido a lo que han recibido de los progenitores, porque esto es agradable a los ojos de Dios. La que es verdaderamente viuda, y ha quedado sola, tiene puesta su esperanza en Dios y persevera en las súplicas y en las oraciones noche y día. En cambio, la que se da a los placeres, aunque viva, está muerta. Ordena estas cosas, para que sean irreprochables. Pues si alguno no cuida de los suyos y sobre todo de los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que uno que no cree. Para que una viuda sea inscrita en la lista se requiere que no tenga menos de sesenta años, que haya sido mujer de un solo marido y esté acreditada por sus buenas obras: si crio bien a sus hijos, si practicó la hospitalidad, si lavó los pies de los santos, si asistió a los atribulados, si procuró hacer todo tipo de obras buenas.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española