Martes de la XXVII Semana


1 Tim 5,11-21: Hijo, Timoteo, no aceptes a las viudas jóvenes, pues, cuando se avivan en ellas los impulsos sensuales que alejan de Cristo, quieren casarse, y se ven condenadas por haber roto su compromiso anterior. Y al mismo tiempo, como además están ociosas, se acostumbran a ir por las casas; con lo cual, además de ociosas, se hacen también charlatanas y entrometidas, hablando lo que no conviene. Quiero, pues, que las jóvenes se casen, tengan hijos, gobiernen su propia casa y no den al adversario ningún pretexto para que critique. Pues ya algunas se han descarriado siguiendo a Satanás. Si alguna creyente tiene viudas, que las asista, para que no se grave a la Iglesia y esta pueda asistir a las que son verdaderamente viudas. Los presbíteros que presiden bien son dignos de doble honor, principalmente los que se afanan en la predicación y en la enseñanza. Pues dice la Escritura: No pondrás bozal al buey que trilla y El obrero es digno de su salario. No admitas una acusación contra un presbítero, a menos que se apoye en dos o tres testigos. A los que pequen, repréndelos delante de todos, para que los demás cobren temor. Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús y de los ángeles elegidos que observes estas cosas sin prejuicios y sin dejarte llevar por favoritismos.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española