Al levantarte, antes de cualquier otra cosa, puesto piadosamente de pie, preséntate a ti mismo ante Dios que todo lo ve, y haciendo la señal de la Cruz sobre ti mismo di:
En el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros (tres veces).
Gloria al Padre… Ahora y siempre...
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Soberano, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tu nombre.
Señor, ten piedad (tres veces).
Gloria al Padre… Ahora y siempre...
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo; el pan sobreesencial dánosle hoy; perdona nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores; no nos sometas a la tentación, mas líbranos del maligno.
Por las oraciones de nuestros Santos Padres, oh Señor Jesucristo Dios nuestro, ten piedad de nosotros. Amén.
A continuación se dicen los siguientes troparios a la Santísima Trinidad:
Levantándonos del sueño nos postramos ante ti, oh Dios bendito, y te cantamos, oh Poderoso, el himno angelical: Santo, Santo, Santo eres Tú, Dios nuestro. Por intercesión de la Madre de Dios, ten piedad de nosotros.
Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Señor, me has levantado del lecho y del sueño; ilumina mi entendimiento y mi corazón y abre mis labios a fin de que te alabe, oh Santísima Trinidad: Santo, Santo, Santo eres Tú, Dios nuestro. Por intercesión de la Madre de Dios, ten piedad de nosotros.
Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
De improviso vendrá el juez y los hechos de todos los hombres serán descubiertos; con temor te suplicamos diciendo: Santo, Santo, Santo eres tú, Dios nuestro. Por intercesión de la Madre de Dios, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad (doce veces).
ORACIÓN A LA SANTISIMA TRINIDAD
Levantándome del sueño, te doy gracias, Trinidad Santísima, porque por tu gran bondad y paciencia no te has airado contra mí aún siendo miserable y pecador. Tampoco me has hecho perecer por mis transgresiones, sino que me has mostrado tu acostumbrado amor por los hombres y me has levantado de mi sueño, a fin de que pueda cantarte el himno matinal y glorificar tu grandeza. Ilumina los ojos de mi entendimiento, abre mis oídos para que escuchen tus palabras y enséñame tus mandamientos. Ayúdame a hacer tu voluntad, a cantarte, a confesarte de todo corazón y a exaltar tu santísimo Nombre, oh Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
OTRA ORACIÓN
Señor todopoderoso, Dios de las potestades y de toda carne, que moras en las alturas y cuidas de los humildes; que escudriñas los corazones y las entrañas; que claramente prevés los secretos de los hombres, Luz eterna y perdurable, en quien no hay cambio ni sombra de alteración, Rey inmortal; acepta nuestras súplicas que ahora te ofrecemos con labios manchados, confiados en la grandeza de tu misericordia. Perdónanos todos nuestros pecados de pensamiento, de palabra y de obra; los cometidos a sabiendas o por ignorancia, y límpianos de toda mancha carnal y espiritual. Concédenos pasar toda la noche de esta presente vida con corazón vigilante y pensamiento sobrio, siempre esperando la llegada del día glorioso de la segunda venida de tu Hijo Unigénito, nuestro Señor Dios y Salvador, Jesucristo, en el que vendrá gloriosamente como Juez a recompensar a todos los hombres según sus obras; que no nos encuentre caídos en la indolencia, sino despiertos y vigilantes, prontos para acompañarlo al regocijo en el palacio divino de su gloria, donde jamás cesa la voz de los que festejan y al gozo inefable de los que contemplan la inefable hermosura de tu rostro. Porque Tú eres la verdadera luz que ilumina y santifica todas las cosas, y la creación entera te alaba por todos los siglos. Amén.