19/09 - El Santo Príncipe Teodoro de Esmolensco y Yaroslavia y sus Hijos David y Constantino


El príncipe Teodoro de Esmolensco y Yaroslavia, creyente en el derecho sagrado, apodado el "Negro" [o "oscuro", o "moreno"], nació en un momento terrible para Rus: la invasión mongola de 1237-1239.


En el bautismo recibió su nombre del santo gran mártir Teodoro el General, que era particularmente estimado por los príncipes guerreros rusos.


El príncipe Teodoro fue famoso por sus hazañas militares.


De niño, Teodoro no estaba en la ciudad cuando, a través de las oraciones de la Santísima Theotokos, el santo mártir Mercurio liberó a Esmolensco de ser capturada por Batú en el año 1239: se lo habían llevado y lo escondido en un lugar seguro miemtras durara la guerra. En 1240 murió su padre, el príncipe Rostislao. Era bisnieto del príncipe Rostislao de Esmolensco y Kiev.


Sus hermanos mayores, como herederos, se dividieron las tierras de su padre entre ellos, asignando al niño Teodoro la pequeña propiedad de Moyaisk. Allí pasó su infancia y allí estudió la Sagrada Escritura, los oficios de la iglesia y la ciencia militar.


En el año 1260, el príncipe Teodoro se casó con María Vasílievna, hija del príncipe Basilio de Yaroslavia, y Teodoro se convirtió en príncipe de Yaroslavia. Tuvieron un hijo llamado Miguel, pero San Teodoro pronto enviudó. Pasó gran parte de su tiempo en campañas militares y su hijo fue criado por su suegra, la princesa Xenia.


En 1277, las fuerzas aliadas de los príncipes rusos, en unión con las fuerzas tártaras, participaron en una campaña en la tierra de Osetia y en la toma de su famosa ciudad de Tetiakov. En esta guerra, las fuerzas aliadas obtuvieron una victoria completa. Desde la época de Alejandro Nevsky, los janes de la Horda Dorada, al ver la fuerza espiritual y militar inquebrantable de la Rus cristiana, se vieron obligados a cambiar de actitud. Comenzaron a atraer a los príncipes de la Rus a alianzas, y los janes acudían a ellos en busca de ayuda militar.


La Iglesia de la Rus hizo uso de estas relaciones providencialmente mejoradas para la ilustración cristiana de los extranjeros. Ya en 1261, gracias a los esfuerzos de Alejandro Nevsky y el metropolitano Cirilo III en Sarái, la capital de la Horda Dorada, se estableció una diócesis. En el año 1276, un Concilio de Constantinopla presidido por el Patriarca Juan Beco (1275-1282) respondió a las preguntas del obispo ruso Teognosto de Sarái sobre el orden para bautizar a los tártaros, y también para recibir a cristianos monofisitas y nestorianos entre ellos en la recta fe.


Durante estos años, el príncipe Teodoro estuvo en la Horda. Habiéndose distinguido por sus hazañas militares en la campaña de Osetia, ganó la atención favorable del jan Mengu-Timur, que miraba a la Iglesia con respeto y que, como Jan, emitió el primer decreto eximiendo a la iglesia de pgar impuestos. Las Crónicas dicen: "El emperador Mengu-Timur y su emperatriz apreciaban al príncipe Theodoro Rostislávich y no querían permitirle regresar a la Rus debido a su valentía y la hermosura de su rostro".


San Teodoro pasó tres años en la Horda. Finalmente, “el emperador lo despidió con gran honor” y el príncipe llegó a Yaroslavia. Su esposa María ya había muerto, y en la ciudad la princesa Xenia gobernaba con su nieto Miguel. La gente de Yaroslavia no recibiría al príncipe que regresaba de la Horda, "no le permitía entrar en la ciudad, sino que le decía: 'esta es la ciudad de la princesa Xenia, y Miguel es nuestro príncipe'".


San Teodoro tuvo que regresar a la Horda. La emperatriz, esposa de Jan Mengu-Timur, "le tenía un gran cariño y deseaba que se casara con su propia hija". Un matrimonio así tenía un significado tremendo para la Rus. Durante mucho tiempo, el Jan no estuvo de acuerdo, considerando a los príncipes rusos como meros vasallos o súbditos. Dar a su hija en matrimonio a un príncipe de la Rus significaba reconocerlo como un igual. Más importante aún, significaba que el Jan reconocería la primacía de la fe cristiana, ya que antes de la boda, la princesa tártara tenía que aceptar el Santo Bautismo. Al final el Jan estuvo de acuerdo con esto, ya que una alianza con la Rus era muy importante para él, “y ordenó que su hija fuera entregada al príncipe Teodoro y que fuera bautizada primero, y ordenó que la fe cristiana no fuera insultada”. Así, San Teodoro se casó con la hija del poderoso Jan, que fue bautizada con el nombre de Ana. "El emperador lo tenía en gran estima y le ordenó que se sentara frente a él, le construyó un palacio y le dio príncipes y nobles como séquito".


Allí, en la Horda Dorada, también nacieron los hijos de San Teodoro, el príncipe David y el príncipe Constantino. La tremenda influencia que San Teodoro se granjeó en la Horda la utilizó para la gloria de la Tierra de la Rus y de su Iglesia. 


El cristianismo ganó fuerza entre los tártaros y la Horda comenzó a adoptar las costumbres, la moral y la piedad de la Rus. Los comerciantes, arquitectos y artesanos de la Rus llevaron su cultura a las costas del Don, el Volga, los Urales e incluso la propia Mongolia. A partir de este período, los arqueólogos encuentran iconos, cruces y candiles en todos los antiguos territorios de la Horda Dorada. Así comenzó un gran movimiento misionero de la Iglesia de la Rus hacia Oriente y la iluminación de todas las tribus con la luz de la verdad del Evangelio hasta el Gran Océano (es decir, el Pacífico).


Los príncipes de la Rus y sus séquitos, que participaron como aliados en las campañas mongoles, conocieron y se familiarizaron con las ilimitadas extensiones de Asia, Siberia y el Lejano Oriente. En el año 1330, más de treinta años después de la muerte de San Teodoro, las crónicas chinas los mencionan hasta en Pekín.


San Teodoro vivió en Sarái hasta 1290, cuando "le llegaron noticias de la Rus, de la ciudad de Yaroslavia, en el sentido de que su primer hijo, el príncipe Miguel, había muerto". Después de haberle dado al príncipe Teodoro abundantes regalos y un gran séquito, el Jan lo envió de regreso a la Rus y nuevamente se convirtió en príncipe en Yaroslavia. San Teodoro comenzó celosamente a preocuparse por fortalecer y edificar su ciudad y principado. Tenía un amor especial por el monasterio de la Transfiguración del Señor. Su fama resonó en toda la Rus, y todos los príncipes buscaron amistad y alianzas con él. Pero, sobre todo, le gustaba el hijo de Alejandro Nevsky, Andrés Alexándrovich, que lo apoyaba en todas las empresas. Cuando el príncipe Andrés se convirtió en gran príncipe de Vladimiro, lo acompañó en sus campañas militares. Se alegró por las victorias y lamentó su derrota. 


En 1296 acababa de estallar una sangrienta guerra fratricida entre dos grupos de príncipes: por un lado estaban San Teodoro y el Gran Príncipe Andrés, y por el otro, Miguel de Tver y Daniel de Moscú. Pero, con la ayuda de Dios, el derramamiento de sangre se evitó con éxito. En una reunión de los príncipes (en 1296) el obispo Simeón de Vladimiro y el obispo Ismael de Sarái lograron traer la paz a ambos lados. El hecho de que el santo príncipe Teodoro y el obispo Ismael participaran en la reunión muestra que San Teodoro usó todos sus talentos diplomáticos e influencia en la Horda para establecer la paz en la tierra de la Rus.



Fuente: laortodoxiaeslaverdad.blogspot.com

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