Martes de la I Semana de Lucas


Lc 3,23-38;4,1: En aquel tiempo, Jesús, al empezar su ministerio, tenía unos treinta años, y se pensaba que era hijo de José, que a su vez era de Helí, de Matat, de Leví, de Melquí, de Jannaí, de José, de Matatías, de Amós, de Nahún, de Eslí, de Nagái, de Maat, de Matatías, de Semeín, de Josec, de Jodá, de Joanán, de Resá, de Zorobabel, de Salatiel, de Nerí, de Melquí, de Addí, de Cosán, de Elmadán, de Er, de Jesús, de Eliezer, de Jorín, de Matat, de Leví, de Simeón, de Judá, de José, de Jonán, de Eliacín, de Meleá, de Mená, de Matatá, de Natán, de David, de Jesé, de Jobed, de Booz, de Salá, de Naasón, de Aminadab, de Admín, de Arní, de Esrón, de Fares, de Judá, de Jacob, de Isaac, de Abrahán, de Tare, de Nacor, de Seruc, de Ragau, de Fálec, de Eber, de Salá, de Cainán, de Arfaxad, de Sem, de Noé, de Lámec, de Matusalén, de Henoc, de Járet, de Maleleel, de Cainán, de Enós, de Set, de Adán, de Dios. Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando por el desierto.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española