Sábado de la VIII Semana de Lucas


Lc 9,37-43: En aquel tiempo, cuando bajó Jesús del monte, le salió al encuentro mucha gente. Y, de pronto, un hombre de entre la gente se puso a dar voces diciendo: «Maestro, te ruego que te fijes en mi hijo, que es el único que tengo, pues un espíritu se apodera de él y de repente se pone a gritar y le retuerce echando espumarajos y a duras penas se aleja de él, dejándolo maltrecho. He pedido a tus discípulos que lo expulsen, pero no han podido». Respondió Jesús y dijo: «Generación incrédula y perversa, ¿hasta cuándo he de estar con vosotros y os tendré que sufrir? Trae aquí a tu hijo». Mientras se acercaba este, lo tiró el demonio al suelo y le dio una violenta sacudida; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, curó al niño y lo devolvió a su padre. Y todos quedaban estupefactos ante la grandeza de Dios.



Fuente: Sagrada Biblia de la Conferencia Episcopal Española