San Barlaán de Jutín vivió en el siglo XII. Hijo de un noble de Nóvgorod, pasó su infancia en dicha ciudad. En su juventud, se retiró al monasterio de Lisich, cerca de la ciudad, donde recibió los hábitos. Posteriormente, se estableció en una colina apartada sobre Voljov, en la región de Jutín, a diez verstas de Nóvgorod. En su retiro, San Barlaán llevaba una vida austera y solitaria, dedicada a la oración constante y a un ayuno riguroso. Fue un asceta diligente en sus labores: cortaba madera en el bosque, preparaba leña y cultivaba la tierra, cumpliendo así las palabras de las Sagradas Escrituras: «Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma» (2 Tes 3,10).
Algunos habitantes de Nóvgorod se congregaron a su alrededor, deseosos de participar en las obras y la lucha ascética del santo. San Barlaán, dirigiéndose a quienes acudían a él, les decía: «Hijos míos, guardaos de toda injusticia, no os dejéis llevar por la envidia ni la calumnia, no seáis celosos, no calumniéis a nadie. Evitad la ira y no practiquéis la usura. Guardaos de los juicios injustos. No juréis en falso, sino cumplid vuestros juramentos. No os entreguéis a los deseos carnales. Sed siempre mansos y soportad todo con amor. Esta virtud es el principio y la raíz de toda bondad».
Poco después se construyó una iglesia en honor a la Transfiguración del Señor y se fundó un monasterio. El Señor le concedió el don de los milagros y la clarividencia para servir a sus semejantes. Al acercarse el final de la vida de San Barlaán, por voluntad divina, llegó de Constantinopla el hieromonje Antonio, contemporáneo y amigo de San Barlaán. El santo se volvió hacia él y le dijo: «Mi querido hermano, las bendiciones de Dios reposan sobre este monasterio. Ahora lo dejo en tus manos. Cuídalo y protégelo. Aunque te dejo físicamente, siempre estaré contigo en espíritu».
Tras dar sus últimos consejos a los hermanos, exhortándolos a preservar la fe ortodoxa y a permanecer en la humildad, san Barlaán falleció en paz el 6 de noviembre de 1192.
La Iglesia recuerda a san Barlaán tres veces al año: el día de su bendito reposo (6 de noviembre), el primer viernes del Ayuno de los Apóstoles y el tercer domingo después de Pentecostés (Sinaxis de los Santos de Nóvgorod).
En la tradición eslava, san Barlaán es conmemorado durante la Proscomedia junto con los venerables Padres que se distinguieron por su ascetismo (sexta partícula).
Fuente: oca.org
Traducción del inglés: Google Translator
